Oh Cristo Jesús,
cuando todo es oscuridad
y siento mi debilidad e impotencia,
dame un sentido de tu presencia,
Tu amor y Tu fuerza.
Ayúdame a tener confianza perfecta
en tu amor protector
y fortalecer el poder,
para que nada me asuste ni me inquiete,
porque, viviendo cerca de ti,
veré tu mano,
Tu propósito, Tu voluntad a través de todas las cosas.
Amén.
Por San Ignacio de Loyola